Nosotras vamos a vencer.

Tengo rabia, tengo pena. Tengo más rabia y más pena que la cresta. Esto es un acto político, esto es una acción realizada con la pura y misógina intención de meternos miedo, de hacer que las mujeres nos pongamos en el lugar que ellos quieren para nosotras, el de la dominación, el de la sumisión, con la intención de hacernos saber que nos van a matar. Esto es violencia en todas sus formas y se expresa hasta en su más pequeña acción. Es una violación y vulneración a nuestros espacios seguros, marchas donde miles de mujeres se sentían resguardadas han sido ahora manchadas con sangre por culpa de sanos hijos del patriarcado, por culpa de asesinos. Tres mujeres, tres compañeras dañadas, vulneradas, con ellas todas nosotras. Esto esa la expresión más drástica de que ellos están dispuesto a salir a matar, porque así son ellos, porque así nos quieren, nos quieren o sumisas o muertas, o sumisas y muertas. Muertas nos quieren, desangrándose ante sus ojos sádicos nos quieren. No podemos quedarnos así, no podemos permitir que nos asusten. Es doloroso, es triste, pero no podemos permitir que nos hagan sucumbir porque eso es lo que quieren, asustarnos, debilitarnos. Tenemos que gritar más fuerte, no podemos dejar impune este acto, no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras nos siguen violentando y matando frente a nuestras narices, en nuestros espacios, debajo de nuestros gritos de libertad para vivir. Tenemos que responder con todas las fuerzas, de todas nosotras, con todas nuestras energías, nuestras rabias, nuestras ganas de luchar, porque cada vez vamos a ser más, cada vez vamos a llegar más lejos, más arriba, tanto, que ni siquiera ellos con su odio misógino, ni sus cuchillas, ni sus egos de macho, ni sus violencias nos van a poder detener, porque no nos van a aplastar, porque no nos van a quemar, porque nosotras vamos a vencer.